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sábado, 11 de mayo de 2013

Capítulos: 17, 18 , 19 y 20

Capitulo 17: Los métodos y su insensatez


Olga nos cuenta que Birkenau a comparación de Auschwitz era un campo de exterminio, pero que en ocasiones había comandos de trabajo destinados a ciertas tareas manuales. Nos dice que después de la lista en la mañana se iba a la cocina para hacerse cargo de los peroles de alimentos, tenían que cargarlos hasta el hospital que se encontraba casi a un kilómetro de distancia. Para Olga era un trabajo útil y que le resultaba fatigoso.
Pero de igual manera había tareas totalmente inútiles como transportar a mano un montón de piedras de un lado a otro, cada interna debía llenar dos cubetas hasta el borde, caminaban con ellas varios metros y las vaciaban, de ahí las teníamos que regresar a su lugar de origen , a veces tenían que cargar ladrillos y hasta barro; para Olga el único objetivo de hacer esto era quebrantar la resistencia física y moral de las seleccionadas.
También nos menciona que una vez se les ordeno limpiar los evacuatorios, solo con dos cubetas, llegaban todas la mañanas al pozo que había detrás del hospital. Sacaban a calderadas el excremento y lo cargaban hasta otro pozo situado a unos cuantos centenares de metros, el trabajo era todo el día  pero al terminar estaban muertas de asco y de repugnancia, se lavaban lo mejor que podían y se iban a la cama. El olor que despedía su compañera de trabajo que dormía junto a ella, la mareaba literalmente y ella producía el mismo efecto.

Capitulo 18: Nuestras vidas privadas


En este capitulo Olga nos platica sobre sus 12 compañeras con las que vivía en una habitación  donde no tenían ventilación, pero la consideraban un paraíso solo por el simple hecho de estar apartado del campo y en ella podían gozar de un grado mínimo de independencia. Las trabajadoras medicas estaban siempre juntas: por la noche en el pequeño cuartucho de la barraca 13 y por el día en la enfermería. En aquel lugar carecían de sillas, los únicos sitios donde se podían sentar eran dos camastros mas bajos, los de la doctora G. y la dentista; Aquellas dos inteligentes mujeres quienes Olga creía que habían sido excelentes amas de casa, sollozaban como niñas cada vez que se sentaban en sus camas y hasta cierto punto tenían razón ya que la enfermería estaba sucia y plagada de piojos, estaban expuestas a contraer enfermedades de sus propias pacientes. La sarna era la única dolencia a que eran sensibles. a Olga le dio siete veces, no la dejaba dormir ni trabajar y tenia todo el cuerpo cubierto con heridas de tanto rascarse, cuando conseguía pomadas, sus compañeras protestaban ya que el emplasto despedía un olor horrible y apestaba la habitación.

Capitulo 19: Las bestias de  Auschwitz


Olga nos platica de un oficial de la SS del campo el cual adquirió mayor notoriedad, llamado Joseph Kramer, " la bestia de auschwitz y Belsen", que fue el criminal No.1 en el proceso de Luneburg. Era comandante y jefe de gran parte del campo, rara vez dejaba las oficinas para ir a inspeccionar. Menciona que era un hombre Robusto, de cabello oscuro cortado a la marinera y sus ojos eran negros y penetrantes, de fisonomía dura y severa. todo lo relativo a su personalidad le daba un aire a Buda.
Un día aquel hombre ordeno desocupar las barracas y las llevo a la explanada, les pidieron sentarse algo que consideraban en ese momento un privilegio, enseguida apareció una orquesta quienes empezaron a ejecutar piezas de música  pero inesperadamente aparecieron aviones alemanes, los cuales grababan aquellas acciones, suponiendo Olga que eran para algún documental.
Un día Kramer Dicto la orden: 
"El campo No. 1 debe ser liquidado mañana al medio día. Deberá vaciarse completamente para su inspección".
Al día siguiente Olga relata que Kramer, obligo a las enfermas a subir a ambulancias pero lo que vio fue un espectáculo los oficiales de la SS golpeaban con locura destructiva a la enfermas y molían a patadas a la embarazadas. Cuenta que el mismo Kramer había perdido la cordura, Olga lo vio abalanzarse sobre una desgraciada mujer y aplastarle el cráneo de un solo garrotazo.

Capitulo 20: la resistencia


La resistencia, cuenta Olga que, era un pequeño "festival" de navidad que organizaban, era un acto clandestino de pasar cartas de un campo a otro, estas eran sus principales manifestaciones de actos clandestinos. Uno de los mas altos actos clandestinas fue la destrucción de los crematorios con paquetes explosivos que eran suministrados por un grupo de guerrilleros rusos que se alojaban a las cercanía del campo. los paquetes de explosivos no eran mas grandes que una cajetilla de cigarro, así que esto facilitaba el escondite de estos artefactos, pero unos cuantos de aquellos paquetes fueron a dar con oficiales de la SS y siempre que los alemanes sospechaban registraban todo, se abalanzaban con las barracas destrozando todo a su paso. En alguna ocasión Olga entrego un paquete a un muchacho, quien al día siguiente apareció colgado en la horca que los alemanes tenían para las personas que tenían artefactos clandestinos. No se sentían Héroes ni pretendían pasar por tales, emprendían misiones de lo mas arriesgadas, pero para olga la muerte y el llamado peligro de muerte tenían un significado muy distintos para las que vivían en Auschwitz-Birkenau.